ROMPIENDO MITOS I: Dormir en mala postura

Vamos a abrir una sección para intentar desmitificar algunas situaciones que no siempre son como creemos o como nos cuenta la gente.

Empezamos con una frase que todos hemos dicho o escuchado alguna vez. “He dormido en una mala postura”.

Hay gente que se despierta con el cuello contracturado o con dolor y molestias en brazos, zona lumbar, dorsal e incluso con dolor de cabeza, y lo achaca a “haber dormido en una mala postura”.

Bueno, exceptuando que hayas llegado borracho como un piojo y hayas caído en la cama de cualquier forma o que, en lugar de la cama, hayas dormido en un sofá o en el sillón (o en el banco de un parque borracho como un piojo), esa afirmación queda bastante lejos de la realidad. En estado de embriaguez, no se tienen los mismos estímulos ni reacciones, como de todos es sabido, motivo por el cual, si caes en la cama en una mala postura, el cuerpo no reaccione como debería. En un sillón o sofá, la postura del cuerpo no es la adecuada para dormir, por lo que también se pueden producir contracturas. Pero eso no es lo normal.

En la gran mayoría de los casos, el despertarse con dolor o contracturas no corresponde a la posición que hayamos tenido en la cama mientras dormíamos, pues el cuerpo, reacciona ante una posición dolorosa aún estando dormido, y si el dolor es más intenso, llega a despertarnos, pues el sistema de alerta del cerebro nos avisa de que algo pasa.

Normalmente, el levantarnos con contracturas y dolores corresponde a las tensiones del día anterior o a contracturas previas, prácticamente nunca, en condiciones normales y durmiendo en una cama, se nos van a formar contracturas, pues el cuerpo tiende a relajarse durante el descanso, evitando las contracciones fuertes y, como ya hemos comentado, también las posturas molestas o dolorosas.

Seguro que hay gente que se ha despertado por la noche con un dolor intenso al aparecer una contracción tetánica en el gemelo, el típico caso de “se me ha subido la bola”. En esos casos, el cerebro nos despierta para avisarnos de que algo está pasando y que tomemos medidas. Además, esa contracción fuerte y dolorosa, no suele ocurrir porque estemos “corriendo” mientras dormimos o por “una mala postura”, si no por una sobrecarga del gemelo el día anterior (o los días anteriores), así como por otros factores metabólicos que no tienen que ver con el sueño.

El cerebro no descansa del todo durante el sueño y mantiene un ligero sistema de alerta sobre nuestro cuerpo que hará que nos cambie de postura si esta no es compatible con el descanso y que nos despertará en caso de dolor, por eso, una mala postura no puede ser, en situaciones normales, causa de levantarnos contracturados.

Existen otros factores que sí pueden llevar a esta situación por la noche. Por ejemplo, el no descansar correctamente, en periodos de ansiedad o stress intenso. El no dormir las horas necesarias para un descanso correcto del cuerpo y el cerebro. Patologías como la lumbalgia o algún tipo de parálisis pueden ser causas intrínsecas de un mal descanso y aparición de contracturas durante la noche.

También tenemos factores externos como un mal colchón, calor elevado durante la noche que no nos permite descansar adecuadamente (más de 24°-25°C), frío intenso que nos despierta de forma constante, el bebé llorando todo el rato o tu pareja dándote patadas mientras duermes. Todos ellos y algunos otros pueden ser la causa de nuestra “contractura mañanera”, pero desde luego, no lo será “una mala postura” durante el sueño.

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